Entrevista | Emilio Muñoz Serna: «Redención es diferente, es una familia»

La A.M. Redención de Sevilla cierra su ciclo cofrade a lo grande

Analizamos a la banda de la mano de su director musical, Emilio Muñoz Serna

Hace varias semanas, me desplacé a la bellísima localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda para disfrutar de la procesión extraordinaria que organizaba la hermandad del Cautivo por el 75 aniversario fundacional de la hermandad.

En dicha procesión, el paso de nuestro padre Jesús cautivo, iba acompañado musicalmente de la A.M. de Nuestro Padre Jesús de la Redención de Sevilla; y la Sociedad Filarmónica de nuestra señora del Carmen de Salteras, tras la virgen de la Estrella.

Durante los diferentes momentos de la procesión en la que pude escuchar a la A.M. de la Redención; mis oídos pudieron escuchar un sonido de pura magia, donde se podía apreciar una afinación exquisita en toda la banda; donde la trompetería, con un sonido delicado y de buen gusto; una cornetería que reforzaba a los trompetas con una potencia sublime, unos bajos que sonaban como un bloque como si fuesen sólo uno y una percusión fiel a su estilo característico y con ritmo elegante.

Calidad, afinación, matices y potencia iban de la mano ante una banda que sigue demostrando que se merecen más días en la semana santa de Sevilla.

La A.M. de Nuestro Padre Jesús de la Redención goza actualmente de una calidad artística y musical que sólo pueden alcanzarse cuando hay mucho trabajo y sacrificio detrás.

Y detrás de esa calidad musical que ofrece ese gran equipo humano, existe una serie de personas que se preocupan día a día en que todo funcione correctamente y que se vaya en la dirección correcta.

Hoy tengo la suerte de entrevistar a D. Emilio Muñoz Serna, director musical de la Redención y uno de los responsables que; junto con sus otros compañeros de dirección de la banda, han llevado a la banda hasta unos niveles que rozan la elegancia y la perfección.

– ¿De dónde te vino la ilusión por la música procesional?

La verdad que nunca mostré ilusión por estar en una banda, era un chico que jugaba al futbol en el equipo de su barrio y fue mi hermano el que conoció a personas en el instituto que tocaban en una banda, la Redención, que en aquel entonces acababa de cambiar su nombre ya que era la banda del Juncal.

Ahí fue cuando comencé a sentir esa inquietud, ya que recuerdo que mi hermano guardaba su corneta en el armario de mis padres y yo siempre quería tocarla, comencé a escuchar música cofrade que nunca antes lo había hecho.

Fue una sorpresa cuando decidí coger la corneta de mi hermano, a escondidas, y sin saber ni cómo ni porqué era capaz de interpretar solos de bandas de cornetas y tambores de aquella época, del cual destaco Silencio Blanco.

Es mi madre quién se lo dice a mi hermano “¿Has escuchado a tu hermano?”.

Él al principio es reacio, ya que por aquel entonces solo tenía nueve años, así que ese año no entré en la banda.

Esa Semana Santa recuerdo ir de la mano de mis padres a recoger a mi hermano, que iba tocando en la Cruz de Guía de la Redención. Llegamos a la Pila del Pato desde Imperial y allí me encontré con Él, mi Señor de la Redención. Hoy en día eso sería prácticamente imposible ya que no cabe un alfiler en dicha plaza, pero por aquel entonces podías moverte sin dificultad alguna por cualquier sitio.

Ahí fue cuando tuve claro que quería entrar en la banda y acompañarlo. Jamás hubiera pensado que 38 años después seguiría tras Él, no por falta de ganas, sino por las circunstancias personales que puede tener uno.

Mientras Él quiera, lo seguiré siempre

– ¿De qué manera la música ha cambiado tu vida?

En el momento que decidí formar parte de la banda me cambió por completo la vida.

He de valorar muy positivamente la idea de Pepe Ruesga, nuestro fundador, el cual quería “quitarnos de la calle”.

Me cambió ya que después de mi primera Semana Santa como corneta cambio de instrumento a el que es mi pasión, la trompeta. Mi fiel compañera que desde ese momento está presente en mi vida y en un lugar privilegiado de mis composiciones.

Los compañeros de la banda querían marchas actuales de aquel tiempo así que me traían cintas de casette para que las pudiera sacar. Escuchar, parar cinta, escribir, adaptar, rebobinar…, horas y horas que hicieron que me apasionara aún más este mundo e incluso no saliera de casa, tan solo iba al colegio y a ensayar.

Poco después ya vendría mi primera composición Penas de San Roque, que como ya he contado en otras ocasiones, compuse mientras hacía sonar una melódica. Desde ahí y hasta este mismo momento, sin parar.

– ¿Cómo describirías tu estilo musical?

Para describir mi estilo musical debemos ver la evolución de un niño, que él solo va descubriendo cosas y va intentando llevarlas a cabo con ese altavoz llamado Redención.

Desde Penas de San Roque (1991) hasta el día de hoy, siempre he pensado a la hora de componer que las marchas, como bien dice su nombre, son para marchar y mover sentimientos del oyente.

Dentro de mí estilo destacan las melodías sentimentales llenas de amor hacia Dios y como mayor referente de ellas los solos, al ser durante mucho tiempo el único solista, había marchas en las que me gustaba “contarle” al Señor mis sentimientos más ocultos y mis vivencias personales.

Un estilo a mi parecer muy variado con marchas de corte clásico de agrupación musical como pueden ser Rocío del Cielo, Divino Redentor o incluso Señor de San Román a marchas de un corte más fúnebre que al no ser pedidas nunca hubo que dejar de interpretar como Tristezas de María, Soledad, Gran Poder y un largo etc.

Aunque pienso que el estilo Redención, como así gusta llamarlo a la gente, comienza con el segundo trabajo discográfico de la banda y Señora de Sevilla Macarena, por cierto, (marcha que todo el mundo quería una igual en su repertorio). Es un estilo que ha ido creciendo junto a mí vida compositivamente hablando.

Fiel reflejo de él son marchas como Bajo la Luz de tu Mirada, Señor de San Esteban o más actual Círculo de Pasión todo eso pasando por marchas con raíces más andaluzas como pueden ser Una Oración por Sevilla o Puente del Cedrón y llegando a obras ya mucho más completas como son Un ángel apareció o La Victoria del Rosario, aunque nunca debemos perder de vista la marcha que a mí personalmente más me representa Padre.

– ¿Prefieres dirigir o tocar?

Siempre tocar, en concierto en procesiones en todo, siempre tocar. Cuando decidimos tocar los conciertos sentados, decidí seguir tocando que es lo que realmente me apasiona, lo de dirigir en los conciertos fue por una petición de los músicos que se sentían más seguros así, pero a día de hoy nada más puedo me siento a tocar y me gusta ser uno más, sin nervios de solos, para disfrutar de los solistas de la banda que son únicos tanto como músicos y como personas.

He de reconocer que por ejemplo esta temporada he tenido el placer de dirigir el día de la presentación de los nuevos uniformes y ver a mi gente rodeando a nuestra Madre del Rocío. Eso es un privilegio muy grande. Dirigir viendo a la madre del Redentor es otra historia y el día del Gran teatro Falla, esos duros antiguos con la gente cantando los músicos llorando y temblando, la nube que se creó en el ambiente fue una locura, pero si puedo prefiero tocar.

– ¿Eres más de repertorio clásico o prefieres la innovación?

Soy de todo. Me gusta ver a grandes formaciones actuales tocando clásico y sonando redondo y también escuchar obras actuales, sobre todo las que requieren de músicos de un nivel alto que defienden lo que está escrito.

Por ejemplo, de mi infancia siempre recordaré a las Cigarreras los primeros años, con trompetas subiendo la cuesta del Rosario con la Hermandad de la Cena con la marcha La Soledad de San Pablo. A eso me refiero, clásico bien interpretado no porque solo sean cornetas o esas cosas que se escuchan o, se lleven instrumentos que te recuerden a tu infancia.

– ¿Cómo puedes tener tanta imaginación para hacer tantas marchas?

Como te comenté anteriormente, quizás todo empezó porque a nosotros nadie nos componía, de ahí llego Penas de San Roque y al siguiente año Divino Redentor.

Al poco tiempo nacen una serie de composiciones, abanderadas por Señor de San Román, la cual hace que cambie mi vida por completo, no salía a la calle, tan solo me dedicaba a componer. Estamos hablando de 1996, eso me llegó a agobiar mucho e hizo que me centrara es mis estudios y mi banda, aun así, no podía dejar de pensar en componer. Después llegó la época de Redención por Sevilla, y luego aposté con otro estilo que está hoy en día muy actual con marchas como Al Señor de la Redención, Cristo de la Buena Muerte o Lagrimas de Rocío, entre otras donde le doy un giro a lo anterior de cualquier agrupación. Las cornetas pasan a ser la voz principal y cambio radical el ritmo de la percusión.

En esto hay muchos colores hacia los que ir, así que la imaginación es fácil, lo más andaluz como las marchas Triana o Madruga Gitana, el romántico de Bajo la luz de Tu mirada o Bendita Tu eres, el explosivo de Puente del Cedrón o Madre de los Desamparados, el melancólico de Orar contigo o El Amor de tu mirada o el clásico Redención o Cautivo en su Soledad.

Creo que todo va por el momento de la vida que atraviesas. 

Como te digo todo nace por necesidad de la banda, después se convierte en mi propia necesidad de contar mis historias tal y como las siento y hoy en día es la manera de encontrarme a mí mismo y superarme queriendo siempre aprender y seguir superándome en cada historia.

– Todo compositor siempre tiene a una de sus composiciones como “la niña de sus ojos”; esa composición que siempre será especial. ¿De cuál hablamos?

No puedo decir una. Como te comento las composiciones son parte de mi vida y me gustaría resaltar los nacimientos de mis hijos “He aquí tu hijo” dedicada al nacimiento de mi niño y también dedicada a la Virgen del Dulce Nombre de Bellavista a la cual le pido dada la dedicada situación que vivimos en su nacimiento y “Un Ángel Apareció” dedicada al nacimiento de mi niña y mi Señor de la Oración de Monte-Sión, el cual nos llegó en el peor momento que atravesaba la banda por dentro

Bajo la luz de Tu mirada también es especial en lo personal, es una composición que nace del amor de mi mujer a su Bendita Madre del Rocío. Regalo que trajeron sus majestades los Reyes Magos en 2009 y que juntos, en un paseo por Cádiz, bautizamos nuestro amor con ese nombre. Que, por cierto, no pensaba yo estrenarla para la Semana Santa de ese año y me gané una reprimenda y montada se quedó para ese mismo año.

Y sobre todo me gustaría resaltar dos momentos de mi vida, la perdida de mis padres, historias que cuento bajo el título de “Madrecita del Espino” haciendo referencia a la mayor devoción de mi madre, la Virgen del Espino de su pueblo El Pedroso y la más dolorosa “Padre” la primera pérdida de mi vida y la composición que más me ha costado.

– Explícanos cómo es la banda de la redención por dentro.

Es una familia o así la siento yo. Cuando hace dos años sufrí un infarto justo antes de Cuaresma, allí se presentaron parte de ellos y me demostraron que hay que estar a las duras y a las maduras. A muchos de ellos, sin llevar mi sangre mis hijos les llaman titos. Cuando hablo con Guti, por ejemplo, lo siento como un hermano pequeño que vive ahora lo que yo viví y me siento identificado. Sentimos admiración el uno por el otro. En aquella época del infarto presencié un concierto de la banda y me las apañé para cuando tocará mi “Adrí” Blanca Paloma estar en primera fila y poder decir que yo lo escuché tocar. Carlos y ese trabajo que no se ve, pero se desvive por su banda. Un viaje en coche con Chari, Jony al teléfono todas las mañanas. Raúl y sus inquietudes de superación, un ejemplo muy bonito de lo que es Redención. Podría llevarme horas nombrando a cada músico y todo lo que aporta a la familia. Cada uno de los componentes hace especial a Redención y sin él o ella, no sería lo mismo, incluso los que ya no están, pero llevan dentro esa pasión por su banda y saben que desean volver.

Hace poco ha sido el cumpleaños de mi hija, y se presentaron todos sus amiguitos de la banda chica junto con sus padres, su profe de la Escuela, María Luisa. Su mejor cumpleaños según ella.

En Redención conocí a mi mujer, con la cual tuve el placer de hacer solos cuando estaba embarazada de nuestros hijos. Recuerdo un jueves Santo en Campana un dúo de” Hágase Tu Voluntad” con un calor increíble y ella agarrada a la baranda no se fuera a marear. Nuestros niños han nacido dentro de la banda e incluso ya este año Emilio con nueve años ha hecho su primer solo en campana tras Él, junto a mi hermano Guti en “Seres de luz”.

Por eso te digo que Redención es diferente, es una familia.

– Dinos algo de lo que te sientas orgulloso de toda tu historia vinculada a la música.

Desde el primer día fui a hacer música y a día de hoy en los tiempos que corren sigo queriendo hacer música, hablar de música y valorar a quien trabaja única y exclusivamente por mejorar en ella. Creo que no he perdido lo que me enseñaron los mayores y es todo un orgullo representar a un colectivo del que cuando habla la gente habla de la música de la Redención.

– ¿Cuál es la mejor lección que has aprendido en toda tu vida ligada a la música?

En esta pregunta voy a ser breve, siempre debes aprender y mejorar, no creerte mejor que nadie. Después de eso, llévate a tu terreno todo lo aprendido y nunca pierdas tu esencia.

– Para terminar; dinos una banda, una marcha, un compositor y un momento musical que sea inolvidable para ti

Te lo digo como lo siento, me late el corazón y mueve todos mis sentimientos La Redención.

Una marcha de la cual creo que debemos aprender todos es Macarena de Cebrián, ¿Por qué? Una marcha que te llega rápido al oído, rica en armonía. Pienso que lo tiene todo.

Admiración siento por muchos compositores, hoy en día me ha resultado muy atractiva la forma de trabajar que tiene Raúl Delgado Perera.

El momento que siempre recordaré es, la salida del Señor de la Oración en 2006, donde tocamos por primera vez tras Él. La Hermandad de Monte-Sión me regaló el poder interpretar la marcha Padre donde estaba mi Madre, la cual estaba ya malita. Ahora mismo lo escribo con lágrimas en los ojos, siempre estaré agradecido.

Hay otros muchos momentos increíbles, 1993, nuestro primer año tras el Señor de la Redención. El año de las dos Esperanza en la Catedral nosotros íbamos abriendo paso en la Hermandad de los Gitanos y vimos el saludo en primer plano.

2006 primer año tras el Señor de la Salud y Remedios de Bellavista. 2008, año en la que Sevilla descubrió al Señor de la Esperanza y hemos ido de la mano hasta el día de hoy. La vuelta tras la pandemia en Málaga, Huerto de Cabra, Almería, el cariño del público en cada concierto.

Hemos tenido la suerte de vivir hasta un Martes Santo al revés, je je pero todo momento con ellos es inigualable. Es muy difícil tras tantos años quedarse con un solo momento.

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